Esos soldados enterrados en el Cementerio de San Miguel Arcángel de Almadén, situado detras del Hospital de mineros, murieron en las refriegas que mantuvieron las tropas españolas, mandadas por el General D. Tomás de Zeraín, consistentes en 1.500 hombres, pequeña porción de los 25.000 dispersados despues del desastre de Ocaña, contra las francesas compuestas por 30.000 hombres al mando del Mariscal Víctor, que consiguió tomar Almadén el dia 15 de enero de 1.810 y dejando una guarnición que se mantuvo hasta 1.812.
En esos dos años de permanencia en Almadén, los franceses cometieron toda clase de tropelías contra la población indefensa, tanto que como producto solamente de las violaciones, hubo que abrir una casa-cuna, y varias de lactancia y otras de acogida, para dar protección y cobijo a las muchas mujeres que en gran número se vieron con un hijo no deseado y sin recursos económicos para criarlos y mantenerlos.
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