El enigma de los cuadros malditos de Bruno Amadio


Artículo en el diario The Sun sobre la maldición del cuandro del niño  …
El enigma que envuelve a unos supuestos cuadros malditos pintados por Bruno Amadio ha dado mucho que hablar. Y es que, alrededor de él se han creado infinidad de misteriosas historias y leyendas urbanas.
La línea entre lo verdadero y lo falso o erróneo en esta historia es muy delgada, haciendo que no se sepa con total certeza qué es y por qué surgió todo este enigma alrededor de unos cuadros que, desde la segunda mitad del siglo XX, han sido reproducidos industrialmente y se han vendido en cualquier mercadillo del planeta.

Alrededor de la vida del pintor y sus cuadros llamados "los niños llorones" se han contado miles de extrañas historias. Pero todo surgió el 4 de septiembre de 1985, fecha en el que el diario británico The Sun, publicó en su portada una llamativa noticia de un incendio de una casa y en el que el único objeto que quedó a salvo fue un cuadro de un niño llorando.

Artículo en el diario británico The sun sobre la quema de varios cuadros de …
A partir de ahí, centenares de personas empezaron a escribir al diario contando sus desgracias personales e intentando relacionarlas directamente con un cuadro del mismo tipo que poseían.
El asunto cada vez se fue haciendo más grande, como si de una bola de nieve rodando cuesta abajo se tratase.
Otros medios de comunicación comenzaron a hacerse eco del tema e incluso se llegaron a convocar múltiples hogueras públicas en las que se debían quemar las reproducciones malditas de los niños llorones.
Algunas fuentes indicaban que los modelos de dichos cuadros eran niños huérfanos y que tras pintarlos, fallecieron en un incendio que se originó en el orfanato donde vivían.
Sobre el origen, vida y destino de Bruno Amadio también se escribió mucho y muy confuso. Se llegó a decir que su origen era español y que, tras unos años sin éxito como pintor, "vendió su alma al diablo" a cambio de fama y dinero. Nada más lejos de la realidad.

Mujer arquera, cuadro pintado por Bruno Amadio en 1941
A continuación en este post, voy a intentar aportar los datos más fiables que he podido recopilar en una extensa y larga investigación que he realizado a través de la red, contrastando datos y fuentes fiables.
Bruno Amadio nació en Venecia en 1911. De grandes convicciones fascistas, fue un ferviente seguidor de Benito Mussolini y participó como soldado en la Segunda Guerra Mundial.
Era un pintor vocacional y sus obras, compuesta por bodegones, paisajes, alguna pintura de carácter religioso y sobre todo de exaltamiento del fascismo, tuvieron cierto relieve durante la Italia del 'Duce'.

Uno de los cuadros de la colección de niños llorones de Bruno Amadio
Tras la Segunda Guerra Mundial y la caída del régimen fascista, Amadio se trasladó a vivir a España. Su primer destino fue Sevilla y años después en Madrid.
Su obra pictórica no se vendía lo suficiente bien como él quería. Un marchante de arte al que conoció se interesó por uno de los cuadros que acababa de pintar Amadio, en el que salía un niño triste y llorando. Le propuso crear una serie de pinturas similares y que después serían comercializados y reproducidos a gran escala, en diversos tamaños y exportados a todo el mundo.
La única condición que puso el pintor fue la de firmar sus obras bajo el seudónimo de Giovanni Bragolin. Ahí nació la colección de 27 cuadros de "los niños llorones".

Cuadros falsos de los niños llorones
Para pintar esos cuadros, Amadio se inspiró en el rostro de los niños que fue encontrando durante su participación en la guerra.
Los cuadros se realizaron, fueron comercializados en multitud de países a bajo precio y se calcula que en todo el mundo puede haber más de medio millón de copias y un buen número de reproducciones falsas.
Bruno Amadio vivió hasta principios de los años 70 en España y tras jubilarse regresó a Italia, instalándose a vivir en Padua, donde residió hasta la fecha de su muerte en 1981.

Bruno Amadio en 1979 a los 68 años de edad
Esta es la vida e historia de un pintor injustamente tratado por la prensa sensacionalista y unos cuadros que jamás estuvieron malditos.