Este establecimiento penitenciario estaba ubicado en el lugar que ocupa hoy el solar del antiguo Cuartel de los Carabineros o Casa-habitación de los Guardas Jurados de las Minas, al final de los Carriles.
(En el centro del patio está la entrada a la Crujía)
No se sabe con certeza cuando fué edificada, sin embargo, los escritos atestiguan que ya empezó a funcionar normalmente allá por el año 1.525, sirviendo de prisión, tanto para presos comunes, como para presos forzados, de ahí su nombre de Cárcel de Forzados.
(Esclavos y forzados)
Para los esclavos y forzados que purgaban culpas, habia un Alcaide que habitaba en su dependencia aparte y era el responsable directo de la vigilancia, toda vez que si alguno se evadía, tenía que pagar cierta cantidad a la Corona, que era la que enviaba estos forzados para trabajar en las minas; se les llamaba galeotes.
Estos eran conducidos a las labores mineras ensartados en cadenas de hierro, cerradas con candado. A cargo de ellos, en el trabajo estaban los llamados roncadores, que eran como una especie de vigilantes y capataces, para velar por su permanencia en los tajos y obligarlos a trabajar. Laboraban de sol a sol, descansando solamente durante el tiempo que empleaban en la comida de mediodia y al anochecer, se les conducía a la prisión.
Para ir a trabajar a las minas existía un subterraneo o galería (a la que llamaron Crujía), que tenía una entrada en el interior de la prisión, mandado construir en 1.644 por el intendente Mateo Naguelio y que durante 70 mts, se dirigía en dirección Noreste, a cortar otra galería que venía de la Mina del Pozo y que conducía al centro de trabajo, situado en los bajos de lo que hoy conocemos como Cerco de San Teodoro.
(Galería de 70 mts, llamada Crujía)
A los esclavos y forzados, se les encomendaban los trabajos mas duros y entre ellos cabe destacar el de los desagües, que consistía en elevar, transportar y evacuar las aguas que manaban dentro de la mina, sacándolas al exterior de la misma.
(Desaguando la mina)
A veces se pasaban toda la jornada cubiertos de agua en las charcas o recipientes, por lo que se les daba vestimenta de cuero. Casi todos ellos estaban a fectados de reuma como consecuencia de la humedad, así que se les allegaba aguardiente para mitigar los dolores.
Bajaban a las profundidades de la mina arracimados, en el extremo de una fuerte soga o maroma, que pendía de un torno similar a los utilizados para sacar el agua y que eran manejados por varios hombres.
(Descenso a la mina)
El atuendo común de estos penados era de cordelete rojo y zapatos de cuero y estaban encapuchados con gorros del mismo color. Se les cuidaba bien en el aspecto de las comidas, dándoles diariamente vino y aguardiente.
Había una enfermería para asistir a los enfermos y heridos y eran visitados por un médico y un cirujano, estando al cuidado de ellos contínuamente, unos enfermeros de reconocida valía. En la enfermería existía una botica con toda clase de los medicamentos conocidos por entonces. Esta enfermería estaba aneja a la ermita o capilla, en donde los esclavos y forzados oian misa los dias de precepto y donde mucha gente libre, los mas pobres y trabajadores, por no tener vestidos para ir a la iglesia Parroquial, acudían a dicha capilla.
Esto ocurría en el año 1.646.
No se sabe con certeza cuando fué edificada, sin embargo, los escritos atestiguan que ya empezó a funcionar normalmente allá por el año 1.525, sirviendo de prisión, tanto para presos comunes, como para presos forzados, de ahí su nombre de Cárcel de Forzados.
(Esclavos y forzados)
Para los esclavos y forzados que purgaban culpas, habia un Alcaide que habitaba en su dependencia aparte y era el responsable directo de la vigilancia, toda vez que si alguno se evadía, tenía que pagar cierta cantidad a la Corona, que era la que enviaba estos forzados para trabajar en las minas; se les llamaba galeotes.
Estos eran conducidos a las labores mineras ensartados en cadenas de hierro, cerradas con candado. A cargo de ellos, en el trabajo estaban los llamados roncadores, que eran como una especie de vigilantes y capataces, para velar por su permanencia en los tajos y obligarlos a trabajar. Laboraban de sol a sol, descansando solamente durante el tiempo que empleaban en la comida de mediodia y al anochecer, se les conducía a la prisión.
Para ir a trabajar a las minas existía un subterraneo o galería (a la que llamaron Crujía), que tenía una entrada en el interior de la prisión, mandado construir en 1.644 por el intendente Mateo Naguelio y que durante 70 mts, se dirigía en dirección Noreste, a cortar otra galería que venía de la Mina del Pozo y que conducía al centro de trabajo, situado en los bajos de lo que hoy conocemos como Cerco de San Teodoro.
(Galería de 70 mts, llamada Crujía)
A los esclavos y forzados, se les encomendaban los trabajos mas duros y entre ellos cabe destacar el de los desagües, que consistía en elevar, transportar y evacuar las aguas que manaban dentro de la mina, sacándolas al exterior de la misma.
(Desaguando la mina)
A veces se pasaban toda la jornada cubiertos de agua en las charcas o recipientes, por lo que se les daba vestimenta de cuero. Casi todos ellos estaban a fectados de reuma como consecuencia de la humedad, así que se les allegaba aguardiente para mitigar los dolores.
Bajaban a las profundidades de la mina arracimados, en el extremo de una fuerte soga o maroma, que pendía de un torno similar a los utilizados para sacar el agua y que eran manejados por varios hombres.
(Descenso a la mina)
El atuendo común de estos penados era de cordelete rojo y zapatos de cuero y estaban encapuchados con gorros del mismo color. Se les cuidaba bien en el aspecto de las comidas, dándoles diariamente vino y aguardiente.
Había una enfermería para asistir a los enfermos y heridos y eran visitados por un médico y un cirujano, estando al cuidado de ellos contínuamente, unos enfermeros de reconocida valía. En la enfermería existía una botica con toda clase de los medicamentos conocidos por entonces. Esta enfermería estaba aneja a la ermita o capilla, en donde los esclavos y forzados oian misa los dias de precepto y donde mucha gente libre, los mas pobres y trabajadores, por no tener vestidos para ir a la iglesia Parroquial, acudían a dicha capilla.
Esto ocurría en el año 1.646.
Hola, muy buenas:
ResponderEliminarSegún el expediente de "responsabilidades políticas" de mi tío Francisco Gálvez Cuenca, quem era natural de Cártama (Málaga), estubo recluido en Almadén, supongo que en el centro
penitenciario de que aquí se habla. Al parecer
lo debieron hacer prisionero en el frente de
Pozoblanco en Córdoba.
Me gustaría saber dónde se puede acceder a la documentación referida a los recluidos en dicho centro. Mi nombre Antonio Viùde Gálvez, mi correo: anvigal@gmail.com Gracias a quien me pueda orientar o facilitarme datos.