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sábado, 2 de abril de 2011

ANTIGUA PRISION DE FORZADOS ALMADEN (II)

 Tambien por este época se construyó un pozo en el interior del recinto de la cárcel para que, sin salir de ella, los penados dispusieran del agua necesaria para el uso ordinario.

 En el lado Noroeste de esta edificación existía una ermita, bajo la advocación de San Miguel, que no es otra que la actual que conocemos con el nombre de San Sebastián y que está en ruinas.

  (Ruinas ermita)

Por el año 1.600 se fundó una Cofradía al Santo en cuestión, cuyo hermano Mayor era el Administrador de las Minas y los cofrades eran todos los forzados y esclavos que lo deseaban. Los gastos de la Cofradía se atendían con la venta de todos los vestidos de los esclavos, con la del sebo de las reses sacrificadas para el sustento y con las multas que se imponían a los que blasfemaban y juraban a Dios.

Este enclave tuvo vida desde su creación hasta el año 1.755, en que fué construido el nuevo penal, del que hablaremos más adelante y con mayor amplitud, con la denominación de Penal Real de Galeras.

En 1593, enviado por el rey Felipe II, el escritor Mateo Alemán, autor, entre otras de la famosa novela picaresca Guzmán de Alfarache, viajó a Almadén como juez visitador para inspeccionar las famosas minas de mercurio arrendadas por el monarca a los banqueros alemanes Fugger o Fúcares; se conserva la relación que escribió con ese motivo, llamada Informe Secreto de Mateo Alemán, para la cual tuvo que entrevistar a varios forzados condenados a trabajar allí y que debieron inspirarle algunos pasajes de su obra.


 (Mateo Alemán)

A lo largo de sus interrogatorios a los presos se describen algunos hechos como el que sigue:

...en su declaración, Fray Juan de Pedraza habla, contestando a la pregunta de Mateo Alemán, sobre los tratos que daba a los forzados Miguel Brete:

...en el tiempo que fue veedor andaba con un bastón hacía entrar a los forzados en el horno, estando abrasando, a sacar las ollas y que del dicho horno salían quemados y se les pegaban los pellejos de las manos a las ollas y las suelas de los zapatos se quedaban en el dicho horno y las orejas se les arrugaban hacia arriba del dicho fuego y que de la dicha ocasión habían muerto veinticuatro o veinticinco forzados... Entre los cuales han muerto en la dicha ocasión se acuerda este testigo de un esclavo de los Fúcares que se llamaba Francisco el morisco y otro esclavo de un vecino de Toledo que se llamaba Juan Bautista y el amo Francisco de Tapia, que era forzado, y el dicho esclavo servía en su lugar... y vio este testigo que morían sin juicio y haciendo bascas como hombres rabiosos... y otros fueron rabiando que era menester atarlos de pies y manos y aun las cabezas y sabe que algunos de ellos murieron sin confesión ni sacramentos...

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