En 1.813 -tras la salida de Almadén de los invasores franceses-, se encendieron de nuevo los hornos, pero por escasez de dinero volvió la época fatigosa, que terminó, a la muerte de Larrañaga, por paralizar casi por completo la explotación en 1.817.
Así continuó, en marcha desigual y forzada, hasta 1.825, en que se normalizó algo. En 1.834, el director, Fernando Caravantes, adoptó medidas importantes en los hornos, que mejoraron y abarataron la destilación.
Viene la guerra carlista, en 1.836, a turbar la tranquilidad de la región, siendo atacado el pueblo y cercos el 23 de octubre por los facciosos, que tomaron la plaza el 24, haciendo víctima de los saqueos a los cercos de la Hacienda y haciendo sufrir a los vecinos toda clase de vejaciones.
Nuevamente fué atacado y tomado el pueblo en 1.838 por los carlistas, y esto dió lugar a formación de una milicia en Almadén para defensa de la villa y minas
Así continuó, en marcha desigual y forzada, hasta 1.825, en que se normalizó algo. En 1.834, el director, Fernando Caravantes, adoptó medidas importantes en los hornos, que mejoraron y abarataron la destilación.
Viene la guerra carlista, en 1.836, a turbar la tranquilidad de la región, siendo atacado el pueblo y cercos el 23 de octubre por los facciosos, que tomaron la plaza el 24, haciendo víctima de los saqueos a los cercos de la Hacienda y haciendo sufrir a los vecinos toda clase de vejaciones.
Nuevamente fué atacado y tomado el pueblo en 1.838 por los carlistas, y esto dió lugar a formación de una milicia en Almadén para defensa de la villa y minas
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