El apellido
español Luna es
de origen
toponímico
derivado
del nombre del lugar llamado
Luna. La familia
que lleva
este apellido se cree descienda de
los Reyes de
Navarra.
Don García, Rey
de Navarra tuvo
un hijo Fernando
que vivió
en el 1060, y que
fue padre de un tal Bacaia de Luna. Este
último fue uno de los hombres más ricos de Aragón, y en
1093 el rey Sancho Ramírez le concedió el título de "Conde
de Luna", por su valor y arrojo en la lucha contra los moros.
Su nieto Pedro López de Luna atendió las Cortes en
Huesca en el 1162. Una rama de esta familia se trasladó a
Portugal en el siglo XIII y otros miembros de la misma se
instalaron en Valencia. Algunos de ellos llegaron incluso a
Italia. López de Luna, noble caballero, se trasladó a Nápoles
en 1282 donde fundó el apellido Luna. Un tal Artale de
Luna se asentó en Sicilia en 1386. Alvaro de Luna fue
Condestable de Castilla y Gran Maestro de la Orden de
Santiago, fue favorito del Rey Juan II de Castilla, y llegó a
ser tan poderoso que provocó celos y envidias en muchos,
incluida Isabel de Portugal, la segunda mujer de Juan.
Ambos monarcas conspiraron en su contra y fue ejecutado
en el año 1453.
A Pedro de Luna se le conoce mejor como el Papa
Benedicto XIII, sucesor del Antipapa Clemente VII en el año
1394, durante el cisma de la Iglesia Católica y cuando un
segundo Papa residía en Avignon. En América tenemos que
un tal Francisco Mateo de Luna, nacido en Guadalajara
(México) el 1° de octubre de 1666. Fue Contador del
Tribunal Mayor de Cuentas de México y miembro de la
Orden de Calabrava. En el índice de expedientes
personales del famoso "Archivo General Militar de Segovia",
se registran numerosos caballeros de este linaje que
sirvieron valientemente en el Real Ejército español.
La historia y heráldica del apellido Luna figura en la obra de José María de Mena, "Apellidos y Escudos sevillanos y cordobeses y que pasaron a Indias". Los apellidos de Sevilla, entre los que se encuentra el apellido Luna, proceden en su mayor parte de los doscientos caballeros de linaje reconquistaron Sevilla en el año 1248, acompañando al rey San Fernando. Estos apellidos son, en parte, de unos sevillanos anteriores a la invasión de España por los moros, es decir, que se remontan a época visigoda, e incluso a época romana. Algunos descendientes de aquellos sevillanos del siglo VIII, después de haber vivido quinientos años en el exilio en Asturias, Galicia o León, regresaron a Sevilla. Otros apellidos de la época de la Reconquista son de origen gallego, asturiano, castellano, catalán o navarro, de caballeros de San Fernando que aun sin proceder de familias antiguas sevillanas, deciden quedarse en dicha ciudad. También hay apellidos de origen musulmán.
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