¿Son conscientes los animales? Esta pregunta tiene una larga y venerable historia. Charles Darwin se lo preguntó cuando ponderaba la evolución de la conciencia. Sus ideas sobre la continuidad evolutiva (las diferencias entre las especies son más de grado que de clase) le condujeron a la firme conclusión de que si los humanos tenemos algo, "ellos" (los demás animales) lo tienen también.
En julio de este año, el tema fue discutido en detalle por un grupo de científicos que se reunieron en la Universidad de Cambridge a propósito de la primera Conferencia Anual en memoria de Francis Crick. Crick, fue co-descubridor del ADN, pasó los últimos años de su carrera estudiando la conciencia y en 1994 publicó un libro sobre el tema, The Astonishing Hypothesis: The scientific search for the soul.
El resultado de la reunión fue la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia, que fueproclamada públicamente por tres eminentes neurocientíficos, David Edelman del Instituto de Neurociencias de San Diego, California, Philip Low, de la Universidad de Stanford yChristof Koch, del Instituto de Tecnología de California.
La declaración concluye que "los animales no humanos tienen sustratos neuroanatómicos, neuroquímicos y neurofisiológicos de estados conscientes, junto con la capacidad de exhibir comportamientos intencionales. En consecuencia, el peso de la evidencia indica que los humanos no son los únicos que poseen sustratos neurológicos que generan conciencia. Los animales no humanos, incluidos todos los mamíferos y las aves, y muchas otras criaturas, por ejemplo los pulpos, también poseen dichos sustratos neurológicos."
Mi primera toma de contacto con la declaración fue de incredulidad. ¿Realmente necesitamos esta declaración de lo obvio? Muchos investigadores de renombre llegaron a la misma conclusión hace años.
La declaración contiene a su vez algunas omisiones. Todos menos uno de los firmantes eran investigadores de laboratorio, la declaración se habría beneficiado de las perspectivas de investigadores que han realizado estudios a largo plazo de los animales salvajes, incluso de los primates no humanos, de carnívoros sociales, cetáceos, roedores y aves.
Yo estaba algo decepcionado de que la declaración no incluyera a los peces, porque la evidencia apoya que la conciencia de este grupo de vertebrados es también convincente.
Sin embargo, debemos aplaudirlos por esto. La declaración no está dirigida a los científicos: como dijo su autor, Low, antes de la declaración: "Hemos llegado a un consenso de que ahora quizás era el momento de hacer una declaración para el público ... Es posible que sea obvio para todos nosotros que los animales tienen conciencia, pero no es tan evidente para el resto del mundo."
La pregunta que ahora importa es, ¿marcará esta declaración la diferencia? ¿Quiénes de estos científicos y otras personas van a mostrar su acuerdo públicamente de que la conciencia está muy extendida en el reino animal?
Espero que esta declaración sea utilizada para proteger a los animales de ser tratados de forma abusiva e inhumana. Muy a menudo, ese conocimiento científico sólido sobre la cognición animal, las emociones y la conciencia, no está reconocida en las leyes para el bienestar animal. Sabemos, por ejemplo, que los ratones, las ratas y los pollos muestran empatía, aunque este conocimiento no haya sido incluido en la Ley Federal de Bienestar Animal de los EE.UU. Alrededor de 25 millones de animales, incluyendo los peces, son utilizados en la investigación invasiva cada año. Representan más del 95 por ciento de animales utilizados en la investigación en EE.UU. Me asombra comprobar siempre que, quienes deciden sobre las regulaciones acerca del uso de animales, pasen por alto estos datos.
Pero no toda la legislación ignora la ciencia. El Tratado de la Unión Europea de Lisboa, que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009, reconoce que los animales son seres sensibles y piden a sus Estados miembros a "prestar especial atención a los requisitos sobre bienestar de los animales" en la agricultura, la pesca, el transporte, la investigación y el desarrollo y las políticas espaciales.
Todavía hay escépticos científicos sobre la conciencia animal. En su libro, Crick escribió que "hay algo sentimental en idealizar a los animales" y pensar que para muchos animales su vida en cautiverio es mejor, más larga y menos brutal que la vida en la naturaleza.
Estos puntos de vista, o similares, aún prevalecen en algunos sectores. En su reciente libro “Why Animals Matter: Animal consciousness, animal welfare, and human well-being”,[Por qué los animales importan: la conciencia animal, el bienestar animal y el bienestar humano], Marian Stamp Dawkins, de la Universidad de Oxford, afirma que, todavía no se sabe muy bien si otros animales son conscientes y que debemos "permanecer escépticos y agnósticos ... agnósticos militantes si es necesario."
Dawkins, inexplicablemente, ignora los datos que se utilizaron en la reunión para formular la declaración, y llega tan lejos como para afirmar que en realidad es perjudicial para los animales las decisiones sobre beneficiencia social teniendo como base su ser consciente.
Considero que esto es irresponsable. Aquellos que opten por dañar a los animales puede utilizar fácilmente la posición de Dawkins para justificar sus acciones. Quizá, dadas las conclusiones de la reunión de Cambridge, lo que yo llamo "La peligrosa idea de Dawkins" finalmente sea archivada. No entiendo cómo alguien que se mantiene al corriente de la literatura sobre el dolor animal, la sensibilidad y la conciencia, y que ha trabajado estrechamente con una amplia variedad de animales, puede seguir siendo escéptico y agnóstico sobre si son conscientes.
Aplaudamos la Declaración de Cambridge sobre la conciencia, y a trabajar duro por conseguir que los animales tengan la protección que se merecen. Esperemos que esta declaración sea algo más que un gesto grandilocuente, ese algo que nos lleve a la acción. Todos debemos aprovechar esta oportunidad para detener el abuso de los millones y millones de animales conscientes, en nombre de la ciencia, la educación, la alimentación, la ropa y el entretenimiento. Se lo debemos a ellos por usar lo que sabemos en su nombre y para que la compasión y la empatía sea real en nuestro trato con ellos.
- Imagen 1) A. Krauze | Imagen 2) The Astonishing Hypothesis, Wikipedia.
- Autor: Marc Bekoff es profesor emérito de ecología y biología evolutiva en la Universidad de Colorado, Boulder. Ha escrito numerosos ensayos y libros sobre las emociones animales, la conciencia animal y la protección de los animales.
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