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viernes, 7 de septiembre de 2012

2º PARTE PADECIMIENTOS DE LOS MINEROS




Todos los que andan en los hornos de fundición, los pesadores de azogue y los atadores de sus macetas, en que se remite a Sevilla, y los que friegan las cañerías de los hornos trabajan al descubierto o dentro del Almacén, donde no hay sino ventilación. Es así que estos niños están enteramente perdidos de temblores, ptialismos, amencias, obliviones, etc., y los operarios de Buitrones ya dichos y los que cargan y descargan los hornos padecen tremores, demacraciones, ptialismos, hinchazones, esputos de sangre y otros males propios de estas Reales Minas. Luego consiste el contagio en la vaporosa, heterogénea, corrosiva influencia o exhalación mineral.
………..
Todo este recado debe fundirse a beneficio del fuego, que es de fajina de lentisco, charneca, jara, brezo u otro monte bajo de acti
vidad.
Este fuego dura con mucha fortaleza 12 ó 14 horas, y después de este tiempo con la brasa y rescoldo, que de dichos combustibles quedan en la caldera del horno, recuece la piedra dos días enteros. En el siguiente entran los horneros a sacar la escoria inútil y a cargar de nuevo inmediatamente con distinta piedra, para continuarle el fuego del mismo modo que en la tarea antecedente.
Como en aquellas doce o catorce horas fue tan vivo el fuego y en los dos días siguientes se reconcentró tanto en la piedra cocida y en la mampostería, o fábrica de barro, cal y ladrillo del horno, mantiene éste tal calor al tiempo de entrar a descargarlo, que el minero que sólo puede aguantar en esta obra tanto como un cuarto de hora, y muchas veces no puede sufrir ni medio cuarto de hora, y otro entra a continuar esta faena hasta dejarle limpio para volverle a cargar.

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