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El pulpo (Octopus vulgaris) es un molusco cefaópodo con ocho brazos y dos filas de ventosas que le permiten adherirse a las rocas. Este animal marino es, además de un manjar exquisito un ser muy interesante, protagonista de tantas historias y leyendas a la vez de tan pacifico, tímido y huidizo. Está dotado de tres corazones y dispone un cerebro bien desarrollado y dos grandes ojos absolutamente desarrollados para la visión subacuática.
Su hábitat principal son los agujeros de las rocas, donde se esconde en espera de su alimento, principalmente moluscos, crustáceos y pequeños peces. Vive en aguas someras, en grietas de rocas y paredes, también en fondos de piedras. Fabrica guaridas tapando la entrada con piedras, conchas, y cualquier objeto artificial. De hábitos nocturnos, los ejemplares adultos llegan a tener hasta un metro y medio de longitud y 15 kilos de peso.
Muy pocos animales tienen tan mala reputación como el pulpo. Artistas y escritores antiguos, durante mucho tiempo describieron a los pulpos como gigantescos monstruos sedientos de sangre y con fuerza suficiente para triturar barcos. Bautizados como "peces diabólicos" por nuestros ancestros, eran para ellos de apariencia terrible, feroces y hambrientos. En su única inmersión a bordo de una campana construida por Aristóteles, Alejandro Magno los describió como "serpientes de ocho cabezas".
Las leyendas continúan vigentes, se dice que hay que golpear contra las rocas 33 veces al pulpo para que se ablande, tantos como los años de Cristo. Por otra parte existe la leyenda que hay que tomarlo con vino, pues si se toma con agua revive en las tripas.
Puede cambiar su color al del medio donde se mueve y cambia también de color según su estado de ánimo. Su forma natural de moverse es empleando los tentáculos, pero si se encuentra en peligro puede emplear su cabeza llena de agua como un propulsor, pudiendo moverse en varias direcciones y lanzando tinta como defensa, creando una oscuridad artificial.
Su cuerpo blando es muy apreciado, siendo el ingrediente principal de uno de los platos más importantes de la cocina española: el pulpo a la gallega o pulpo á feira. "Todo es carne", dicen los gallegos cuando alaban al pulpo, imprescindible en la pitanza popular de ferias, mercados y romerías. Tiene muy pocas calorías y muchas proteínas, siendo muy bueno en dietas.
Para comer se prefieren los pulpos pequeños o medianos pues son más blandos, su cocción es esencial para que no se encallezcan: hay que sumergirlos varias veces en agua hirviendo y sacarlos de nuevo, y a ser posible en ollas de cobre muy grandes.
Como es costumbre, os ofrecemos una serie de recetas cuyo protagonista es el pulpo, como el pulpo a feira, el pulpo a la vinagreta, el pulpo al ajillo o la cazuela de pulpo. |
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Carmen, muchas gracias por visitar mi blog y dejar tu mensaje.
ResponderEliminarComo habrás podido leer, la familia de mi mujer es de Almadén y es posible que conozcas a alguien de la familia Templado.
Te prometo escudriñar en tu blog.
Un saludo desde Madrid