Hace tiempo recuerdo que estábamos en casa de una amiga festejando su cumpleaños y empezó a repartir pastel y golosinas al por mayor para deleitar a la concurrencia, ella, nuestra amiga hizo una aclaración; mencionó que por ningún motivo le fuéramos a decir que “no” aceptábamos algo de lo que había preparado para todos; hubo algunas que tuvieron que romper con una rigurosa dieta, por "no quedar mal" y no poder decir que no podían comer esas delicias, por la razón que fuera; preferían probar y decir que sí aceptaban, con tal de no hacerla sentir mal, y no quedar mal con ella.
¿Cuántas veces queremos complacer al “otro”? Precisamente por tratar de quedar bien, o por creer que vamos a herir susceptibilidades, no nos atrevemos a decir "NO"
Tan fácil que sería sólo decir -"No gracias, romperé mi dieta”
, o -”Qué rico se ve todo pero, mejor otro día que ya pueda disfrutar”-
, no sé cualquier cosa, pero hablar con la verdad, creo que es posible... Sí, sé que algunas me dirán pero -
“No es tan fácil decirle a la amiga que esta vez no probarán nada, se sentirá muy mal si ha hecho todo para complacernos”-, lo sé, es difícil pero no imposible. Y ésta es sólo una situación en la vida, imagínense cuando estamos hablando con el jefe y nos ofrece algo de beber, una copa y no le decimos que ¡NO!,
O simplemente cuando alguien nos ofrece algo en venta, y lo compramos porque ¡NO, nos queda de otra! y decimos, -“Pobre de fulanita, es que no sabía cómo decirle que NO”... ¡Uy! podría mencionar cientos de situaciones en las que nos enfrentamos todos los días y a cuántas decimos que ¡SÍ! Cuando realmente queremos decir ¡NO!
, o -”Qué rico se ve todo pero, mejor otro día que ya pueda disfrutar”-
, no sé cualquier cosa, pero hablar con la verdad, creo que es posible... Sí, sé que algunas me dirán pero -
“No es tan fácil decirle a la amiga que esta vez no probarán nada, se sentirá muy mal si ha hecho todo para complacernos”-, lo sé, es difícil pero no imposible. Y ésta es sólo una situación en la vida, imagínense cuando estamos hablando con el jefe y nos ofrece algo de beber, una copa y no le decimos que ¡NO!,
O simplemente cuando alguien nos ofrece algo en venta, y lo compramos porque ¡NO, nos queda de otra! y decimos, -“Pobre de fulanita, es que no sabía cómo decirle que NO”... ¡Uy! podría mencionar cientos de situaciones en las que nos enfrentamos todos los días y a cuántas decimos que ¡SÍ! Cuando realmente queremos decir ¡NO!
¿Por qué es tan importante que nos demos cuenta de esto y aprendamos?
Debemos aprender a decir que "No", en verdad, créanlo nos hará sentir mejor, porque es realmente lo que queremos decir. Lo que sentimos.
Las personas que no saben decir que no, a lo que en verdad no desean, por “quedar bien”, o “por lo que vaya a pensar la otra persona”, los especialistas los han catalogado como personas sumisas. Y el no saber decir no, es un grave daño que se están haciendo, pues no expresan lo que realmente desean.
Estas personas calificadas como sumisas no quieren "desencadenar" ningún problema, por lo tanto a veces se les presentan situaciones en la vida mucho más complicadas que esto, pero como son así, sumisas, siempre están justificando a los demás, y sólo se preguntan que: -”Para qué arman algún conflicto, que es mejor así”-
, también evitan no confrontar a los demás para evitarse un problema, no dan importancia a los hechos que se les presentan y siempre están complaciendo a los demás, entonces se están ocasionando un problema a sí mismas. Esto señoras, a la larga trae consecuencias muy poco favorecedoras, para nuestra vida y sobre todo para nuestra salud.
Al no decir no, nos quedamos con frustración en el cuerpo, estos sentimientos se van acumulando hasta que cobran factura de manera física, enfermándonos por ejemplo, de una simple infección en la garganta, que puede crecer hasta una afonía o algo más grave, o una gastritis que termina en úlcera.
, también evitan no confrontar a los demás para evitarse un problema, no dan importancia a los hechos que se les presentan y siempre están complaciendo a los demás, entonces se están ocasionando un problema a sí mismas. Esto señoras, a la larga trae consecuencias muy poco favorecedoras, para nuestra vida y sobre todo para nuestra salud.
Al no decir no, nos quedamos con frustración en el cuerpo, estos sentimientos se van acumulando hasta que cobran factura de manera física, enfermándonos por ejemplo, de una simple infección en la garganta, que puede crecer hasta una afonía o algo más grave, o una gastritis que termina en úlcera.
Lo que debemos tomar en cuenta para crecer como personas y llegar a un punto medio es aprender a decir las cosas con asertividad, ¿y cómo? Cuando alguien nos pregunte si queremos hacer algo que “no queremos”, empecemos por decir la verdad, -“Muchas gracias ahorita no”
-, y si es necesario, dar razones congruentes por las que no queremos hacer algo, si estoy a dieta, digo: ”NO”. Verán que no pasa nada, ahora si nos encontramos a una persona necia en nuestra vida, que insiste que comamos pastel, pues simplemente hay que volver a decirle NO, hasta que ella también respete nuestra decisión.
Tal vez al principio costará trabajo, pero podemos empezar con situaciones sencillas, poco a poco, si decimos lo que realmente pensamos y así como pedimos algo que queremos como “Quiero esos zapatos” también podemos decir “NO quiero”, nos haremos un gran favor, y en la medida que vayamos diciendo las cosas con asertividad estaremos respetando nuestra voluntad, nuestra persona, nuestro cuerpo.
-, y si es necesario, dar razones congruentes por las que no queremos hacer algo, si estoy a dieta, digo: ”NO”. Verán que no pasa nada, ahora si nos encontramos a una persona necia en nuestra vida, que insiste que comamos pastel, pues simplemente hay que volver a decirle NO, hasta que ella también respete nuestra decisión.
Tal vez al principio costará trabajo, pero podemos empezar con situaciones sencillas, poco a poco, si decimos lo que realmente pensamos y así como pedimos algo que queremos como “Quiero esos zapatos” también podemos decir “NO quiero”, nos haremos un gran favor, y en la medida que vayamos diciendo las cosas con asertividad estaremos respetando nuestra voluntad, nuestra persona, nuestro cuerpo.
Gracias y... ¡Haz que suceda ahora!
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