La Rosa Mosqueta es un arbusto silvestre, con finas ramas repletas de espinas lleno de flores rosas y blancas. Se localiza en zonas de la Patagonia, Chile y Perú.
Cuando los pétalos de las flores se caen, la planta crea un fruto rojizo lleno de semillas. De estas semillas se extrae el aceite, uno de los regeneradores dérmicos más poderosos.
Según un estudio de la Universidad de Chile, una continua aplicación del aceite disminuye las cicatrices y arrugas, y contribuye al rejuvenecimiento de la piel.
La ingesta de Rosa Mosqueta ayuda a fortalecer el sistema inmunológico, protegiendo al organismo de enfermedades. Tiene un elevado contenido de vitamina C, por lo que se recomienda cuando sufres una gripe o un constipado.
Una rica infusión con sus pétalos servirá como purgante, para limpiar los riñones y la vejiga, desintoxicando nuestro organismo.
El aceite de esta semilla es un gran regenerador de la piel. Elimina visiblemente las arrugas y las cicatrices, debido a su efecto regenerador y la nutrición de la piel. Ayuda a la regeneración de la melanina, por lo que previene el fotoenvejecimiento de la piel y corrige los problemas provocados por las radiaciones solares. En el caso de las embarazadas, se recomienda su uso para evitar las odiadas estrías.
La Rosa Mosqueta ha despertado gran interés en el campo de la Dermatología debido a que su uso abarca desde la regeneración la piel dañada, retarda la aparición de las arrugas e incluso recupera las pieles con quemaduras.
Comprueba por ti misma los beneficios de la Rosa Mosqueta, añade 4 o 5 cápsulas que encontraras en herbolarios, y mézclalas con tu crema diaria. Notarás la diferencia.
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