Última fotografía tomada a Hitler (Listverse)La fotografía que encabeza este post fue tomada el 28 de abril de 1945 y ha sido considerada a lo largo de las últimas siete décadas como la última que se le tomó con vida a Adolf Hitler. En ella se le puede ver junto a uno de sus colaboradores, observando los desastres que hacían latente el momento del 'hundimiento' del Tercer Reich.
El lugar de la imagen era la entrada de acceso al búnker situado bajo las entrañas de la ciudad de Berlín, el lugar donde Hitler se había atrincherado y permanecido oculto durante los últimos meses, antes de que tomase la decisión de suicidarse junto a su compañera Eva Braun la tarde del 30 de abril, con la que se había casado la noche anterior.
Soldados soviéticos con ayuda de civiles se apoderan del águila de bronce (William Vandivert - LIFE)La revista LIFE acaba de hacer públicas una serie de fotografías inéditas que fueron tomadas por William Vandivert, el primer reportero gráfico en acceder al interior del búnker que retrató cuanto vio allí.
Una visión desoladora tras haberle prendido fuego los militares alemanes, con la intención de no dejar rastro ni prueba alguna mientras se retiraban de allí.
Los soldados soviéticos también arrasaron con lo poco que había quedado en pie, aparte de arrancar de las paredes todo aquello que podría tener cierto valor para ser vendido en el mercado negro.
Uno de esos elementos fue la enorme águila de bronce que colgaba sobre la puerta de la Cancillería del Tercer Reich.
Buscando rastros en el interior del bunker alumbrados con una vela (William Vandivert - LIFE)A través de las crónicas que iba enviando a la redacción de LIFE, William Vandivert describía como tuvo que hacer las fotografías del interior del búnker alumbrado por la luz de una vela, al tiempo que sus otros tres acompañantes inspeccionaban paso por paso todas las estancias de aquel lugar.
Cualquier pista, rastro o documento podría ser de vital importancia y tener un valor incalculable.
Buscaban pruebas de dónde podría encontrarse el cuerpo sin vida de Adolf Hitler, pero todo parecía indicar que había sido quemado junto al de su esposa en el jardín trasero que había en la cancillería. No quedaba ningún rastro evidente, sin embargo, que demostrase que realmente sus subordinados se deshicieron allí de los cadáveres, tal y como dejó ordenado el Führer.
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