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sábado, 25 de febrero de 2012

EL ESTRES ENGORDA



De qué manera contribuye el estrés al aumento de peso y cómo puedes evitarlo?

Efectivamente, cuando estamos bajo estrés, una de las conductas más frecuentes es el comer compulsivamente, es decir, por impulso. No es que realmente tengamos hambre (aunque en algunas ocasiones la sensación de vacío puede estar presente), sino que, como algunas de  ustedes señalaron, la “necesidad de comer lo que sea” se orienta más a comer “lo prohibido”  (dulces, pasteles, galletas, chocolates, etc). Todos estos alimentos, ricos en azúcar cubren una necesidad que tiene nuestro organismo cuando está bajo tensión o estrés, y que tiene que ver con la elevación de una hormona, conocida como “la hormona del estrés”, o cortisol. Dicha hormona prepara a nuestro organismo para enfrentar el peligro, o lo que conocemos como “Respuesta de Lucha o Huída”.

Dicha respuesta es en realidad un conjunto de respuestas: aumenta nuestra frecuencia cardiaca y se acelera nuestra respiración; aumentan también la tensión muscular y la sudoración. Tu misma puedes comprobar estas señales la próxima vez que te encuentres en una situación estresante.

De igual manera, el aumento en la producción de cortisol provoca una elevación de los niveles de azúcar en sangre, misma que en muchas ocasiones no puede ser metabolizada correctamente.

Dato curioso: ¿Sabías que después del ataque terrorista a las Torres Gemelas la demanda de crema de cacahuate en los Estados Unidos se elevó considerablemente?

El estrés, además puede provocar dificultades para dormir (insomnio) y se ha demostrado que cuando no dormimos suficiente nuestro metabolismo no actúa de manera eficiente, y tendemos a engordar.

El estrés puede ser provocado por diferentes situaciones, pero una muy importante, es pensar que “estamos a dieta” . La simple idea de ello, puede generarnos más estrés del que ya de por sí tenemos y que puede estar relacionado con situaciones laborales, familiares o personales.

De acuerdo con el Dr. Roger Gould, nuestros hábitos alimenticios se relacionan directamente con nuestra “hambre emocional”, y propone 12 tipos, dentro de los cuales queremos destacar los siguientes:

El tipo 1. La persona que come cuando se siente enojada, deprimida, ansiosa, aburrida o sola. Para esta persona la comida es una forma de manejar el dolor que causan estas emociones.
El tipo 4. Es la persona perfeccionista, que se crítica y auto devalúa constantemente. Esta persona come, para llenar su vacío interior.

El tipo 7. Es la persona que quiere hacer valer su independencia, pues no le gusta que otros le digan lo que debe de hacer. Este tipo de persona diría “Es mi pastel, y me lo comeré si yo quiero”.

El tipo 8. De  acuerdo con el Dr. Gould esta persona es la que come cuando enfrenta nuevos retos. La comida es utilizada como un medio para aliviar la tensión y el miedo que provocan tales retos.

En resumen, si tu objetivo es bajar de peso, o si tu objetivo es “ya no subir de peso” toma en cuenta que no se trata de “fuerza de voluntad” sino que va más allá: necesitas darte cuenta cuáles son las situaciones que te llevan a comer en exceso, y aprender a manejarlas, así como crear nuevos hábitos de alimentación que reemplacen a tus hábitos actuales. Como parte de lo anterior, es necesario que aprendas a autorregularte.

Qué es la autorregulación

La autorregulación se basa en el poder de la persona para restablecer su propio equilibrio. Cuando hablamos de autorregularnos hablamos de 1) aprender a controlar la cantidad de alimentos que consumimos, pero también de la capacidad para “subir y bajar el switch”  de nuestros estados emocionales. En este sentido, autorregularnos implica echar mano de nuestros propios recursos para manejar las situaciones que nos son adversas o difíciles, en forma más saludable y satisfactoria para con nosotros mismos.

Algunos puntos que debes considerar:

  1. Tener sobrepeso u obesidad, no es una cuestión estética (de verte o no bien) ni de aceptarte o no como eres . Es un tema que afecta tu salud y el primer paso es darte cuenta.
  2. No esperes que esos 2 o 3 kilos de más se conviertan en 10, 12 o más. En cuanto te des cuenta que la báscula empieza a apuntar hacia la derecha, toma la decisión de actuar.
  3. Evita utilizar la palabra “dieta” cuando vayas a comenzar un nuevo régimen alimenticio. Evita también hablar de “lo mal que te sientes por estar a dieta” por que al hacerlo, empiezas a creerlo.
  4. Evita seguir las dietas de los artistas, las de un solo alimento, o las que están de moda. Este tipo de dietas NO FUNCIONAN.
  5. Modificar tus hábitos de alimentación, te permitirá tener una reducción de peso sostenida Y SIN REBOTE.
  6. Consulta a un Especialista en Nutrición, el cual deberá tomar en cuenta tus necesidades calóricas de acuerdo a tu edad y la actividad que realizas.
  7. Recuerda que lo importante es tener una alimentación balanceada, que incluya todos los grupos de alimentos, incluyendo los azúcares y LAS GRASAS, pues se ha demostrado que éstas contribuyen al buen funcionamiento de tu sistema nervioso, particularmente las del tipo Omega 3.
  8. Evita consumir cualquier tipo de pastillas, pues TODAS, INCLUYENDO LOS DIURÉTICOS Y LAXANTES, tienen efectos secundarios.
  9. Si el ESTRÉS es un factor que afecta tu seguimiento y apego al nuevo régimen, ENTONCES NECESITAS TRABAJAR PRIMERO EN APRENDER A CONTROLAR TU ESTRÉS.
  10. Si en algún momento tienes que dejar tu nuevo régimen : PERDONATE. Sentirte culpable no te ayuda, y si disminuye tu autoestima.

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