Tu capacidad de servir a los demás está en proporción directa a la grandeza de tu corazón y a la nobleza de tus sentimientos; de igual manera, a medida que te esfuerzas por compartir, dar, servir y ser solidario, crece y se ennoblece tu ser interior, convirtiéndote en mejor persona, más feliz y con mayores posibi...lidades de vivir una vida de mejor calidad.
Una importante e infalible fórmula para acercarnos más a una vida feliz y satisfactoria, con un altísimo nivel de bienestar, es la de no prestar demasiada atención a lo que esperamos recibir y concentrarnos más en dar, servir y compartir; a su debido tiempo, la vida te compensarán abundantemente.
No tenemos derecho a esperar de los demás, lo que nosotros no hemos ofrecido. Somos propensos a esperar o reclamar que nos tengan paciencia, pero no tenemos paciencia para con los demás; esperamos y pedimos que nos comprendan, pero no nos preocupamos por ser comprensivos con los demás; esperamos que nos perdonen, pero no estamos dispuestos a perdonar. Hagamos méritos, demos nosotros el primer paso.
Por lo tanto, nunca debemos tener cerradas nuestras puertas a nadie; más bien tenemos la obligación moral de prestar apoyo a todo aquél que nos pide ayuda de la misma forma que nos gustaría que nos ayudasen a nosotros cuando estamos necesitados.
Ámate, Valórate, Apréciate.
Esto no es egoísmo sino la clave para comprendernos y comprender a los demás.
FUENTE. Rafael Galarce
Tu capacidad de servir a los demás está en proporción directa a la grandeza de tu corazón y a la nobleza de tus sentimientos; de igual manera, a medida que te esfuerzas por compartir, dar, servir y ser solidario, crece y se ennoblece tu ser interior, convirtiéndote en mejor persona, más feliz y con mayores posibi...lidades de vivir una vida de mejor calidad.
Una importante e infalible fórmula para acercarnos más a una vida feliz y satisfactoria, con un altísimo nivel de bienestar, es la de no prestar demasiada atención a lo que esperamos recibir y concentrarnos más en dar, servir y compartir; a su debido tiempo, la vida te compensarán abundantemente.
No tenemos derecho a esperar de los demás, lo que nosotros no hemos ofrecido. Somos propensos a esperar o reclamar que nos tengan paciencia, pero no tenemos paciencia para con los demás; esperamos y pedimos que nos comprendan, pero no nos preocupamos por ser comprensivos con los demás; esperamos que nos perdonen, pero no estamos dispuestos a perdonar. Hagamos méritos, demos nosotros el primer paso.
Por lo tanto, nunca debemos tener cerradas nuestras puertas a nadie; más bien tenemos la obligación moral de prestar apoyo a todo aquél que nos pide ayuda de la misma forma que nos gustaría que nos ayudasen a nosotros cuando estamos necesitados.
Ámate, Valórate, Apréciate.
Esto no es egoísmo sino la clave para comprendernos y comprender a los demás.
FUENTE. Rafael Galarce
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